Risoterapia

Si nos preguntaran cuando fue la última vez que nos reímos de verdad, posiblemente no sabríamos contestar.

A menudo esbozamos una mueca, que quiere parecerse a una sonrisa, es una forma de asentimiento, de reconocimiento hacia quienes nos rodean, es una forma de comunicación.

El gesto adusto y serio, constituye una aviso inequívoco de malhumor, con el que comunicamos a los demás que “no está el horno para bollos”. Por el contrario, el sembante sonriente y sereno, el trato amable y distendido, son una invitación al acercamiento, a la comunicación con nuestros semejantes.

En nuestra actividad diaria hemos de transmitir a nuestros pacientes seguridad, optimismo, confianza y la absoluta certeza de que son lo más importante. Y lo hacemos con palabras, con hechos, pero sobre todo con actitudes positivas.

Con este fin hemos organizado varios eventos cuyo denominador común han sido el sentido del humor y la risa. Empezamos con las andanzas de un personaje infiltrado en nuestro centro de trabajo, que tras el desconcierto inicial de profesionales y clientes, provocó sonoras carcajadas con situaciones inusuales para el ambiente donde se estaba desarrollando. Se trataba de hacer reír a los presentes, de arrancarles por un momento y, sin anestesia, sus esquemas mentales, sus preocupaciones, sus rutinas y aburrimientos.

Superado con éxito este primer evento (aunque alguien pensara en llamar a la policía o a los loqueros), vino el segundo, un taller de risoterapia para los trabajadores de la empresa. Nos reunimos veintidós personas en torno a Fito (D. Francisco José Carpena), nuestro particular dinamizador y formador a través del humor, y en las dos horas que duró el taller fuimos desarrollando ejercicios que nos ayudaron a conocer por qué necesitamos reírnos, qué cosas son las que nos hacen reír, y lo innaccesible que a veces colocamos esta locura.

Investigando hemos comprobado que apenas tiene efectos secundarios, el más común es “mearse de la risa”, es recomendable para todo el mundo, estando especialmente indicada en el embarazo y estados carenciales de afecto.

Es universal, puede encontrarse en cualquier parte, incluso en farmacias y parafarmacias. No precisa de receta médica, no la  da la Seguridad Social, aunque se puede obtener de las personal que en ella trabajan. El prospecto es muy claro, está escrito en el idioma universal, la risa.

Muchas más cosas podría decir acerca de la risa, pero a modo de resumen, lo mejor que puedo decir es que cuando de verdad me río, me siento estupendamente.

Tras esta pausa veraniega, retomaremos estos talleres, para que cada uno aprenda en carne propia que la risa, es un tema muy serio.

Feliz verano

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